¿Ballena o sirena?

Sube al tren y mira a ambos lados. Se sienta junto a la ventana y se recuesta mirando el paisaje. Frente a ella hay dos chicos, deben tener uno o dos años más que ella, son jóvenes y la verdad es que también muy guapos. De vez en cuando le echan un vistazo. Al principio le gusta, hoy se ha vestido con especial esmero, se siente guapa, segura. Pero el tiempo corre, las paradas quedan atrás y va perdiendo la confianza.

De repente se siente cohibida, sabe que ellos no al encuentran atractiva. Es plenamente consciente que no tiene un cuerpo de infarto, ni siquiera tiene la tez perfecta. Tiene curvas, piel muy pálida y algunas imperfecciones en la cara. Pero hoy en día ese porte no se lleva. Para gustar a los chicos ya no sirve de nada ser inteligente, sensata o divertida. Ahora hay que ser una «chica de anuncio». Baja la vista y intenta no pensar en nada, pero ve su falda, la que esta mañana le ha esbozado una sonrisa en la cara al vérsela en el espejo, y desea no habérsela puesto. A ellos no les gusta.

Los chicos bajan del tren y se queda prácticamente sola en el vagón. El verano se acerca y no podrá lucir nada. «Está decido, al llegar a casa nada de chocolate, nada de comida basura y a tomar el sol.» Recuerda haber visto anunciadas algunas dietas, de estas tan radicales. Las probará y los hombres volverán a mirarla. Suspira aliviada con su nuevo plan en la cabeza y se vuelve para observar el paisaje.

By: María Ros