Al encuentro de Mr. Banks

Querida Tú,

Mi Mary.

Llegaste con viento del Este. Nada más verte supe que mi vida cambiaría. ¡Y vaya si ha cambiado!

Desajustaste mi rutina, me rompiste los esquemas. Le pusiste a mi vida esa cucharada de azúcar que le faltaba. No has hecho más que ordenar mi caos.

Antes de tu llegada me creía Bert y descubrí que no era más que el Señor Banks del principio de la historia: ciego, obcecado, ambicioso, preocupado y distante. Incapaz de reconocer la belleza aunque la tuviera justo delante. Incapaz también de entonar ni media melodía que acompasara mi camino.

Y me di cuenta de que no quería tragar esa amarga píldora solo. Tú me enseñaste que no hacía falta.

Revolucionaste mi existencia, mi razón de ser. Me abriste el corazón y me cambiaste la mirada sobre las cosas. De repente empecé a ver más allá de mis narices y caí en la cuenta de que la vida es mucho más dulce con un poco de azúcar. Pusiste sobre la mesa la posibilidad de llegar a ser feliz.

Giré la cabeza y descubrí a mi hijo. Y pude perdonarme. «La vida es demasiado corta como para no perdonar.». Y me permití empezar a construir una relación con él. Lograste abrirme el corazón a la realidad que me empeñaba en no mirar.

 Me ayudaste a redescubrir lo que significa amar.

Saliste a mi encuentro Mary, viniste a mí cuando ni siquiera sabía que te necesitaba y me cambiaste la vida. Me enseñaste que… 🎶 Ser feliz un truco es al fin. 🎶 Gracias.

De subconsciente a subconsciente,

Tu señor Banks

By: María Ros

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